3 may 2011

"Fue un ritual de encuentro": Nybram

Nybram, la banda de folklor experimental de El Carmen de Viboral, se presentó en el festival de Minga Libre que se celebró el pasado sábado santo en Buga, Valle. A su regreso, su guitarrista y corista, Alejandro Trujillo, nos contestó esta entrevista.
¿Por qué fueron invitados a este festival?
Desde el año 2010 Nybram había sido invitado al festival Minga Libre en su segunda versión, pero solo para este año se pudo realizar el encuentro.
Este festival es un espacio creado para el encuentro de músicos y artesanos de todo el país, que busca generar encuentros y que permite resaltar principalmente aquella música de nuestros pueblos indígenas y los ritmos y sonidos de Suramérica, expuestos en gran manera en la música andina.
En esta búsqueda,  los organizadores del festival escucharon  en Nybram una propuesta musical que además de reconocer dicho legado indígena, exploraba  y mezclaba otros sonidos que fácilmente podían mezclarse con el festival. Además querían vincular músicos de diferentes partes del país, y en Antioquia encontraron nuestra propuesta como una alternativa diferente para llevar.
¿Cómo describen el ambiente que se vivió?
Un aire tranquilo pero de mucha energía.  Muchos aprendizajes artísticos  y de la vida misma, un escenario para aprender a convivir y a conocernos más allá de nuestro rol de músicos y artistas. Un ambiente divertido a ratos, sin que falten los conflictos.
¿Cómo estuvo el toque?
Todas las condiciones en el escenario permitieron que fuera un buen viaje, un buen sonido, un retorno propio y unas luces bien profesionales, que permitieron que este ritual en Guadalajara de Buga fuera elevado. 
Todo esto sumado a una comunidad receptiva y asombrada por una puesta en escena que involucró, además de la música,  la danza, la literatura, las artes acrobáticas y escénicas.
¿Cuánto tiempo estuvieron en escena?
Creemos que el tiempo fue cercano a una hora con veinte minutos, un repertorio de trece canciones.
¿Cómo se comportó el público?
Como dicen los antiguos, fue un ritual de encuentro. Se sintieron los pulsos y la buena acogida de la gente de Buga. También se logró ver que la propuesta de trabajar diferentes artes en un mismo escenario  es bien acogida y despierta fibras.
¿Qué canciones tocaron y por qué las seleccionaron?
Al soplo de la muerte, Signos, Juya, Tierra de lobos, El muerto jubiloso, celta Instrumental nueva, Un signo, El Silencio, Fuego en la tierra, Eteo, Cádiz, Estatuas, etc.
Uno se imagina el viaje y la gente que va a estar escuchando y ahí va fluyendo el repertorio que se tocará. Además, algunos de los temas llevaban el montaje de danza y por ende se incluían en el viaje.
¿Qué expectativas tenían y con qué sensación regresan a El Carmen?
Viajamos con la búsqueda  de proyectar más el grupo a nivel nacional y seguir compartiendo los sonidos creados con gente nueva y diversa. Además teníamos  la intención de aprender de otros músicos y consolidar más el proceso que se viene trabajando desde hace cinco años.
Llegamos a El Carmen plenos y más vivos sonoramente. Ver que lo que se está haciendo genera emociones, despierta sensibilidad y nutre la vida de los otros.

¿Ya tienen agenda para próximos eventos?, si es así, ¿qué sigue para la agrupación?
La agenda que viene es terminar de componer el segundo disco de Nybram, que es un acercamiento al barro de los ancestros y al trabajo del alfarero a través de la música, las artes plásticas y la danza.
Además viene el segundo encuentro de músicas ancestrales en junio en Rionegro, y en agosto en El Carmen de Viboral.
También viene Fiesta de la Música, de pronto III Abya Yala en Boyacá, y por supuesto, seguir el viaje sonoro infinito  e incierto.

¿Cómo fue el viaje?, ¿Tuvieron inconvenientes con el invierno?
A la ida, aunque el invierno hizo más lento el transito en algunas zonas como en La Pintada, lo que más afectó el viaje fueron las paradas por los viacrucis de viernes santo.
Al regreso, la salida de Buga fue un poco difícil por cuestiones de logística y organización, porque a las 8 mañana, hora de salida, no nos habían consignado el dinero para el pago de la micro  y nos toco esperar hasta las 5 de la tarde para salir.  Ese fue el inconveniente mayor, tener que viajar en la noche, corriendo el riesgo de que cerraran vías por derrumbes. Sin embargo llegamos a casa sanos y salvos.
En el viaje  pudimos ver cómo está la tierra, ¡se está rajando por todas partes de tanto dolor!
¿Quiénes los acompañaron en el viaje?
Los otros caminantes que se animaron a viajar a Buga eran varios amigos  muy cercanos al grupo y a todo el colectivo de danza. Más que acompañantes, de una u otra forma ellos se convirtieron en partícipes de toda la presentación.

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